11.30.2006

La paz y los (¿malditos?) jueces

Que el famoso “proceso de paz” iniciado por Rodríguez Zapatero iba a dar mucho de qué hablar a nadie puede asombrar. Siempre que ha habido una oportunidad por parte de cualquier gobierno a poner fin a la lacra etarra, han salido a la luz pública múltiples informaciones sobre cómo va ese posible final del terrorismo.

Pero al margen de todo lo que se pueda decir, lo que es verdaderamente escandaloso es la utilización que este gobierno está haciendo de la justicia para poder llevar su “plan pacificador” a buen puerto. Algún lector intrépido ya estará pensando que sólo criticaré a este gobierno perdonando a los demás, siento no corresponderle y desde estas líneas, afirmo que todos los gobiernos han utilizado escandalosamente el tema de la justicia: desde Suárez, pasando por González y llegando a Aznar (al pobre Calvo Sotelo yo creo que ni tiempo le dio de utilizar nada).

Una vez hecha esta aclaración, veo muchos síntomas que me inquietan entorno a la justicia. Síntomas que van mucho más allá de el proceso de paz, incluso dentro de la investigación del 11-M hay cosas bastante inquietantes, pero eso es otro tema que otro día tocaré en profundidad. Hoy me quiero centrar en cómo el gobierno socialista actual deja entrever su intromisión a la justicia.

En primer lugar nos encontramos con el asesino De Juana Chaos, sí aquel terrorista que inició una huelga de hambre con jamón York y pan Bimbo; ahora ha iniciado otra y ya no sabemos si consume alguno de estos productos o los ha variado. ¿Pero por qué este “buen señor” iba a iniciar dos huelgas de hambre? Clara es la respuesta, los jueces no han sido benevolentes con lo que pedía, que no era otra cosa que la libertad. Pobrecillo, tantos años matando y ahora se sorprende que no le quieran dejar libre. La fiscalía pide para él un total de 96 años de prisión por una serie de artículos en un periódico abertzale donde, parece, que señala a posibles objetivos. De Juana, considera que esto no puede ser e inicia la famosa huelga de hambre con comida. Curioso. Pero más curioso aún, es que el etarra abandone la hambruna justo un día antes que el Ministerio Fiscal rebaje su petición de cárcel a 12 años. No podemos olvidar el dato que la fiscalía tiene que seguir los postulados de Fiscal General del Estado que es elegido a su vez por el propio gobierno.

Yo no juzgo si la fiscalía ha actuado correcta o incorrectamente, porque de momento no soy ni juez ni abogado, ni nada que tenga que ver con el derecho. Pero sí critico abiertamente que el Presidente del Gobierno, haga unas manifestaciones públicas donde diga que hay “una serie de factores que impiden el buen funcionamiento del proceso”. Esto no lo puede decir el señor Rodríguez Zapatero e irse tan contento a su casa a dormir. Es que esto no lo puede decir ningún presidente medianamente coherente y sabedor de cuál es su misión, que no es otra que salvaguardar el interés general de los españoles. La justicia nunca debe de ser un “factor” que impide aquello que quiere hacer el Gobierno y si lo es, a lo mejor deberían de pensar que están cometiendo una ilegalidad.

Que los políticos socialistas se dediquen últimamente a insinuar lo que tienen que hacer los jueces, es no conocer la independencia que debería de tener el órgano jurídico. Me parece algo vergonzante que el propio Rodolfo Ares, el flamante portavoz de la Ejecutiva del PSE, diga sin ruborizarse que “la Justicia, dentro de los márgenes de la ley, tiene que tener en cuenta el momento en el que se emiten las sentencias”. ¿Ahora resulta que los presos etarras van a tener un trato preferente frente a los comunes?

Para más inri, hace unos meses nos enterábamos que un posible miembro del PSOE había dado un chivatazo al entramado financiero de la banda, para que no fueran detenidos, de una redada policial. A día de hoy, no conocemos en qué ha acabado la investigación, pues la vuelta del juez Baltasar Garzón a su juzgado de la Audiencia Nacional sólo hace que arrojar sombras y nada de luz a sus investigaciones. No puedo pasar por alto el disparate tan grande que es el que este hombre, que se declaró en su día socialista y quiso entrar dentro de uno de los gobiernos de González, siga como juez y tenga la caradura de decir que unos medios de comunicación perturban su independencia.

Esta misma semana leo en un diario de tirada nacional el siguiente titular: “El juez de Bilbao acusa a la Ertzaintza de encubrir un delito de terrorismo”. Visto el asunto así, tiene pinta de ser algo muy grave. Lo que pasa es que ya todos somos mayorcitos como para poder saber que unos simples agentes no se van a jugar su carrera como policías para encubrir un delito de terrorismo, que además consistía en la quema de uno de sus compañeros. Esto viene de más arriba y las órdenes habrán sido dadas desde el brazo político que controla a este cuerpo. Que yo sepa, mientras no se me diga lo contrario, que es el PNV, también partidario de este proceso de paz.

Así pues, visto lo visto, por mucho que la señora Vicepresidenta insista Consejo tras Consejo que el Gobierno deja libremente actuar a los jueces, no parece del todo cierto. Ahora saldrán algunos recordándonos que Aznar hizo más, e incluso acercó presos. Eso ya lo sabemos y es igual de lamentable que lo que está haciendo el actual Gobierno con los jueces. A lo mejor vemos algún vídeo de algún partido político que nos resuelva la situación con los jueces. Producciones Blanco debería de ir tomando nota. Por eso de que una buena defensa siempre viene bien.

11.28.2006

Ninja!

11.27.2006

La tesis Demócrata comienza a calar entre la ciudadanía norteamericana














Los norteamericanos han vuelto a las urnas, casi dos años después de haber reelegido a George W. Bush como su presidente. Esta vez los votos han cambiado y no han ido a parar al Partido Republicano, sino al rival, al Demócrata.

Es la primera vez desde hace doce años que el partido en la oposición consigue la mayoría en ambas cámaras, la del Congreso y la de los Representantes. Clinton fue el primer presidente americano en “saborear” las mieles de la derrota mientras dirigía el país más importante del mundo. Ahora le ha llegado el turno a Bush. Las causas pueden ser múltiples y variadas, pero no se puede olvidar una cosa: los americanos han pedido en su mayoría cambio.

La reacción republicana al desastre electoral ha sido rápida, contundente y fulminante. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha sido destituido de su puesto 24 horas después de haber conocido los resultados electorales. No cabe duda, que los políticos americanos, saben leer pronto aquello que sus ciudadanos le quieren decir con su voto. Éste estaba muy claro; la guerra de Iraq va mal.

Muchas podrían ser las conjeturas que se podrían sacar de la destitución, del cara visible de lo que ocurre en Iraq, pero lo fundamental, es la victoria para dirigir la Cámara de Representantes de una mujer, que ha llevado durante años, una infatigable lucha contra las políticas conservadoras del presidente norteamericano. Se trata de Nancy Pelosi, que no se ha cansado de insistir en la necesidad de dar un nuevo rumbo en la política que se estaba llevando en la guerra de Iraq. Sin olvidar las pocas simpatías que levanta en el presidente Bush. Muy conocidas son sus disputas personales.

Con Pelosi como “jefa” de aquello que ocurra en la Cámara de Representantes hace muy difícil el camino que George Bush quería continuar en Iraq. El primer escollo importante con el que se va a encontrar el presidente va a ser el de conseguir más financiación para su guerra contra el terrorismo. Algo fundamental para poder mantener a las tropas allí desplazadas, pero la sensación que son millones de dólares los que caen en saco roto también son crecientes. Ahora bien, el posible portavoz de la mayoría en el Senado, Harry Reid, ha dado un pequeño respiro a los republicanos afirmando que “no nos vamos a portar como ellos se han portado y vamos a buscar un terreno común e intentaremos solucionar los problemas”. Así pues, la única solución lógica al problema que se presenta es que los republicanos cedan en muchas de las pretensiones que tenían en cuanto a Iraq.

Pero el problema no se queda sólo ahí sino que esta victoria Demócrata en ambas cámaras hace que también se pueda paralizar las partidas de los presupuestos generales, interferir en la política fiscal de Bush o incluso, aunque menos probable, llevar a cabo un proceso de “impeachment” similar al que los republicanos llevaron contra Bill Clinton tras el escándalo Lewinsky.

No hacen falta muchas lecturas entre líneas para poder decir que los americanos están un poco cansados de levantarse cada día y conocer nuevos datos acerca de las torturas que sus propios soldados llevaron a cabo a presos iraquíes. Habrá que esperar para conocer qué sucede con Rumsfeld y si, finalmente, será llamado a testificar ante un juez. Muchos rumores se levantan ahora, sobre que fue él quien directamente ordenó dichas torturas.

El futuro político de George W. Bush no se puede presentar más oscuro, si tenemos en cuenta que aún restan dos años de mandato y va a dejar a su partido con las peores perspectivas para que su sustituto vuelva a conquistar la Casa Blanca. Ahora mismo el presidente sólo tiene dos opciones: cerrarse en banda y fracasar en las votaciones una y otra vez, o, por el contrario, iniciar un diálogo que haga más llevadero el final de la legislatura.

El primer paso que se debe abrir ahora entre republicanos y demócratas es cómo hacer salir al país del atolladero iraquí, sin que parezca una derrota, como ocurrió en Vietnam. No hay que olvidar que la invasión ya se ha cobrado la vida de 3.000 soldados estadounidenses. Cierto es, que los demócratas tampoco tienen una varita mágica para saber lo que se debe hacer, pero parece que se han dado cuenta que las políticas, en algunos casos, poco liberales que ha seguido Bush desde el atentado del 11 de Septiembre, no hacen más grande a América. Al revés, parece que cada vez su voz internacional se hace más pequeña y el odio que levanta en muchos países no es para sentirse más seguros.

Ahora habrá que esperar para conocer cuál es la postura de ambas cámaras en temas muy importantes que tienen pendientes de resolución como puede ser la política de inmigración o lo que va a ocurrir con los presos de Guantánamo. Aunque si algo está claro en el futuro norteamericano es que el intento de llegar a consensos va a ser el pan de cada día. Los más críticos con el gobierno Bush hacía tiempo que lo estaban deseando.